Las inseguridades respecto a una relación se hacen presente tanto cuando no tenemos una y dudamos en querer asumir ese paso, como si la tenemos, dudando respecto a la idea de seguir o no con ella.
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Sentimientos de pena, dependencia, miedo a la soledad, por los hijos, el qué dirán o simplemente costumbre, no son argumentos sólidos para comenzar o mantener una relación, de hecho figuran entre las razones que nos hacen dudar respecto a seguir adelante.
Aun existiendo lazos tan fuertes como los hijos, cuando la relación deja de ser sana y beneficiosa para ambos, conlleva a las inseguridades surgiendo la inquietud respecto a cortar o aguantar.
Si bien los seres humanos tenemos la necesidad de relacionarnos, estas interacciones deben aportar algo positivo y hacernos felices, de lo contrario, pierden sentido.
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Razones para querer una relación
Entre los principales motivos por el que la mayoría quiere o busca una relación está el miedo a la soledad o por seguir un estereotipo social, lo que es totalmente equívoco; tener pareja no es una obligación ni una condición.
Las relaciones tienen sentido cuando la otra persona contribuye al bienestar y viceversa, se trata de un equilibrio, de estar en sintonía creando juntos vivencias que permitan alcanzar un mayor desarrollo personal.
Que el impulso sea el amor
Dependencia, costumbre, temor a llegar a viejos solos o la priorizar la opinión de terceros, nunca deben motivar el inicio o mantenimiento de ninguna relación. Si bien el amor puede construirse con pequeños detalles, debe existir empatía o una conexión que despierte sentimientos auténticos.
Es normal sentir atracción, que surja esa chispa entre dos personas aun acabando de conocerse, eso no tiene porqué implicar que están destinados a ser pareja, precipitarse no es opción cuando se trata de relaciones.
Analizar bien antes de dar el sí definitivo
Generalmente, tenemos interiorizadas creencias basadas en el amor romántico, informaciones que impactan o nublan nuestro juicio ya que terminan siendo irreales e inclusive, perjudiciales.
La media naranja, el “hasta que la muerte los separe” no son más que patrones repetitivos que conducen a las equivocaciones, pues nos encasillan en relaciones que a priori cumple los supuestos requisitos transmitidos.
Antes de decir sí a una relación debemos tener la plena seguridad de que es lo que queremos, lo que nos llena y no una simple forma de llenar el vacío o cumplir los estándares de una sociedad que aun en la era en la que vivimos, sigue viendo con recelo a las mujeres solteras e independientes.
La elección tiene que ser libre, basada en principio por un vínculo o lazo que nace de forma natural, para luego fortalecerse desde la confianza y el respeto.
Tengo una relación, pero no sé si quiero seguir
No solo los que están solteros enfrentan la duda respecto a querer una relación, quienes ya la tienen dudan en continuar con ella especialmente cuando sentimos que no aporta nada.
Ante relaciones tóxicas el consejo siempre será desaprenderse y reconstruir la visión del amor, ya que normalmente después de ellas, queda distorsionado el concepto del sentimiento.
¿Cómo saber si una relación de pareja ya no funciona?
Existen señales que indican el fin del amor, el problema está en la negación adentrándonos en un mar de incertidumbres que terminan en un cuestionamiento final respecto a si es o no correcto terminar.
Acabar con una relación tóxica no se trata de que esté bien o mal, sino de algo estrictamente necesario, pues del amor que en principio unió, posiblemente sólo quedan sentimientos asociados a la costumbre y dependencia, además de:
- Maltrato: no hace falta la agresión física para considerar maltrato, de hecho es más común que el mismo sea psicológica y emocional.
- Sientes que el amor se acabó: dejar de sentirse querido es más que argumento para no querer más una relación; el amor tiene que sentirse, demostrarse y ser correspondido.
- Se pierde el respeto: la confianza y respetarse mutuamente son los pilares básicos de cualquier relación; como pareja, debemos respetar las ideas y decisiones del otro aun si no las compartimos.
- Hace falta libertad: aunque suene repetitivo, tener pareja no es una obligación ni una necesidad, no puede existir coacción sino una elección que parte desde una perspectiva madura, libre y de independencia emocional.
- Dejas de sentirte valorado: la reciprocidad del amor se demuestra con actos, logrando que el otro se sienta valorado e importante. Cuando el compañero de vida deja de interesarse, no te aprecia como persona, ni valora tu compañía, pierde la lógica el querer seguir la relación.
Elige tener pareja por convicción no por suposición
Cuántas veces nos engañamos diciendo, “con el paso del tiempo él o ella podría cambiar” o “nuestro amor es tan grande que puede soportar las diferencias”, comenzar una relación desde hipótesis no conduce a nada.
Si bien nadie sabe a ciencia cierta que esa persona será quien nos acompañará por el resto de nuestras vidas, no está bien dejarnos llevar por el cóctel hormonal del enamoramiento; dejar que el amor destruya nuestra capacidad de análisis objetivo puede costarnos bastante caro.
Las personas no cambian porque otra lo desee, aunque el carácter es moldeable, necesita voluntad propia para modificar rasgos tanto de la personalidad como de la manera de pensar, sentir o comportarse.
Si desde el principio sabes que hay cosas inaceptables o que necesitan ser modificadas para sentirte bien o a gusto con la relación, estarás construyendo una torre de naipes que en menos de lo que esperas, caerá.
En conclusión
Atrévete a decirle sí a una relación siempre que la misma sea sana, es decir, que genere tranquilidad, calma y contribuya a tu bienestar, esa en la que la atracción sea reemplazada por el amor y no por la necesidad u obligación.
Quedarse soltero no tiene nada de malo, mejor estamos solos que con alguien incapaz de aportar algo positivo a nuestras vidas. Acepta a esa persona sólo si compartes expectativas, valores y una visión de vida parecida o compatible.
No se trata de que coincidan en todo, sino que existan más puntos en común que diferencias.