Hay quienes se preguntan cómo dejar de ser una persona tóxica porque quizá su entorno más cercano ya le ha comentado algo sobre este tema.
Es posible que, luego de hacer un ejercicio reflexivo y escuchar varias opiniones, la persona se percate de que tiene algunos rasgos propios de alguien tóxico.

Quienes buscan ser mejores personas generalmente saben escuchar las opiniones de sus amigos de confianza e implementar los cambios necesarios. Para ello, es importante practicar la autoevaluación y ser sincero consigo mismo.
¿Cómo es una persona tóxica?
La persona tóxica es aquella que vive en una queja constante que le impide ver el lado positivo de la vida. Por supuesto, esto le trae problemas en el área afectiva y amorosa, dado que no siempre le resulta fácil el arte de la conquista porque el otro lo percibe y toma distancia.
Además, una persona tóxica puede tener los siguientes rasgos:
- Ver la vida y el mundo de manera pesimista.
- Quejas constantes.
- Negativismo.
- Opiniones hirientes hacia los demás.
- Egoístas.
- Suelen hablar solo de sí mismas.
- Son indiferentes a los problemas o el dolor de los demás.
- Se victimizan.
- Culpan a los demás de sus tragedias.
- Carecen de empatía.
- Creen que sus problemas son más graves o más importantes que los de los demás.
- No aceptan sus errores.
- Se consideran superiores a los demás.
- Son egocéntricas.
Quien se esté preguntando cómo dejar de ser una persona tóxica es porque ya ha reconocido que posee alguno de estos rasgos o, tal vez, alguien del entorno cercano, luego de una franca conversación, le ha hecho ver que su personalidad encaja con las características descritas.
Cabe mencionar que una persona tóxica puede causar un daño a los demás, incluso si siente aprecio por esas otras personas, pues sus comportamientos muchas veces no son los más acertados.
Una persona tóxica pudiese herir a un compañero sentimental o a un amigo o amiga, bien sea con el trato desinteresado o por medio de sus opiniones cargadas de resentimiento. Incluso, pudiese hacer sentir mal a alguien más cuando minimiza los problemas que le cuentan para finalmente afirmar que los suyos son más graves o peores.
Si realmente esta persona desea cambiar, puede hacerlo comenzando por ser sincero/a consigo misma y tomando la firme decisión de mejorar su forma de relacionarse con los demás.
¿Cómo dejar de ser una persona tóxica?
Ahora bien, ¿cómo dejar de ser una persona tóxica? Si ya se ha tomado la decisión, entonces se sugiere seguir los siguientes consejos:
- Eliminar el pensamiento de “yo soy así”: toda persona que lo desee puede cambiar. Afirmar “yo soy así” no es más que un justificativo o una excusa que se usa para no cambiar y seguir hiriendo a los demás.
- Ser sincero/a consigo mismo/a: se debe tener sinceridad y reconocer que una determinada manera de ser y actuar está ocasionando daño y que es de valientes rectificar. Si alguien más le ha comentado sobre sus rasgos, el siguiente paso es el de decir: “yo deseo cambiar esta forma de comportarme”, pues los cambios se ejecutan de manera individual.
- Practicar la generosidad: con los demás. Evitar ser déspota y empatizar. Ponerse en el lugar del otro para comprender mejor lo que la otra persona está sintiendo.
- Aprender a escuchar: una característica que tienen las personas tóxicas es que no saben escuchar. Siempre dejan a la otra persona a un lado, quizá lo hacen de forma inconsciente, pero cuando el otro comienza a hablar, la persona tóxica suele interrumpir para contar sus problemas. Quien de verdad desee cambiar, puede detenerse un momento, hacer una autoobservación y cambiar este tipo de conducta. Cuando alguien más le hable, mostrar más interés, guardar silencio, escucharle y, si es posible, hacerle preguntas, demostrando que sí está atento/a a lo que se le está contando.
- Realizar ejercicios de visualización: para dejar de ser una persona tóxica puede funcionar el visualizar situaciones en las que se sabe que se ha actuado de forma poco correcta e imaginar que se hace de una forma diferente, con la conducta que se desea implementar. Así, la próxima vez que se dé la ocasión, podrá actuar en consonancia con lo que ya se ha visualizado.
- Ver el lado positivo de las cosas: ya que la persona tóxica casi siempre está sumida en la negatividad, viendo todo lo malo o lo gris de cada evento que ocurre. Para aplicar este punto se puede hacer un ejercicio tomando un lápiz y una hoja y escribiendo todo aquello de lo que se tiene una opinión negativa en la vida y tratar de verle el aspecto positivo. Por ejemplo, quien detesta los días lluviosos pudiese reflexionar y luego concluir que es la lluvia la que permite que las plantas crezcan y los jardines puedan florecer. Esto le hará ver la situación desde otra perspectiva. Este ejercicio se puede aplicar con muchas situaciones en la vida: compañeros de trabajo que no caen bien, pero son buenos apoyando en el cumplimiento de las asignaciones; profesores exigentes, pero que ayudan a sus estudiantes a dar lo mejor de sí y muchas otras situaciones.
- Hacerse responsable de lo que ocurre en la vida: ya que las personas tóxicas tienen la costumbre de asumir el papel de víctimas y esto les impide tomar un rol activo y cambiar las situaciones por otras más favorables. En lugar de verse como “pobrecito/a”, o preguntarse “¿por qué a mí”, es conveniente analizar qué se ha hecho para llegar al punto en el que se encuentra y qué plan se puede poner en acción para que la próxima vez sea diferente, siendo así el protagonista de su propia historia.
Finalmente, se debe tener presente que las conductas no cambiarán de un día para otro, pero que, una vez que se reconoce el problema, ya se ha dado el paso más importante porque lo siguiente es comenzar a modificar comportamientos y así tener mejores relaciones con los demás, evitando el destino que espera a casi todas las personas tóxicas: el de quedarse solas y vivir aisladas cuando los demás se alejan para protegerse a sí mismos.