Nadie sabe a ciencia cierta lo que depara el futuro, y menos predecir si una relación prosperará; sin embargo, existen señales que de alguna forma nos indican que estamos o no por buen camino.
Es normal que las relaciones atraviesen diferentes etapas; el primer sentimiento es atracción, seguido por la idealización que conlleva a la temporal enajenación. Sin embargo, la llegada de los planes a futuro trae consigo un cuestionamiento necesario ¿Qué tan lejos llegará la relación?
Es imposible descifrar lo que depara el mañana, no obstante, algunas señales nos dan una idea de lo que nos espera como pareja, dejando abierta la posibilidad de corregir aspectos clave o simplemente cortar por lo sano.
Decimos que una relación va por buen camino si:
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Hay amor y respeto
Además del amor, el respeto mutuo es el valor que sustenta cualquier relación duradera, sea a nivel familiar, laboral, entre amigos y por supuesto, como parejas. En este último escenario cobra mayor fuerza, pues representa un vínculo de unión con la persona que compartimos vida en común.
De nada vale amar, si entre ambos existen gritos, burlas o calificaciones despectivas; del mismo modo, se considera como falta de respeto a la manipulación el intento por controlar el espacio o la privacidad del otro y cualquier forma de agresión física o psicológica.
Existe retroalimentación en la comunicación
Dialogar no es soltar palabras al viento, decimos que la comunicación es verdaderamente eficaz siempre que existir retroalimentación; en palabras más simples, debe existir esa toma y dame de idea, mirarnos a la cara y mostrar interés.
Si no aprendemos a comunicarnos desde el principio, resultará más complejo conforme la relación avance.
Se evidencia la complicidad
Cuando existe un vínculo fuerte entre dos personas, no hacen falta las palabras para hacerse entender, bastando sólo las miradas. Ese nivel de complicidad se denota igualmente en el intento por ver feliz al otro, olvidándose un hasta de sí mismos.
El que ama prioriza el bienestar de su pareja, manteniendo una actitud altruista a fin de que se sienta seguro y apoyado; si a ello se le suma la honestidad, confianza en el otro y el trabajo en equipo en pro del bienestar común estaremos de cara a una relación que va por muy buen camino.
La admiración es el combustible
Amar también implica admirar a la pareja, sentimiento que debe prevalecer en la relación pese a la rutina y el pasar del tiempo, o mejor aún, fortalecerse con los años haciendo que el concepto de mío o propio pase a segundo plano.
Tanto lo bueno como lo malo, compartir es aspecto clave para fortalecer la relación y no se trata únicamente de cosas materiales, sino de las motivaciones, los sueños e ideas, dejando sin cabida a los secretos ni las recriminaciones, pues sabremos todo del otro incluyendo sus debilidades.
Los planes son a largo plazo
En las relaciones que van por buen camino son valorados los detalles que las unen, hobbies, pasatiempos o cualquier actividad que permita pasar mayor tiempo juntos; existe entusiasmo por planear juntos, sin temores ni evasivas de proyectarse como uno solo.
La convivencia no supone problema, quienes viven separados desean pasar más tiempo juntos, mientras que las parejas consolidadas llevan una vida en común tan saludable que las tareas son distribuidas en equidad.
Señales que indican que una relación de pareja ya no funciona
Así como existen rasgos que definen a una relación saludable que va por buen camino, hay signos que alertan respecto a que está llegando su fin, pues aunque nos duela aceptarlo las relaciones tienen ciclos que ocasionalmente, se terminan.
Que nuestra relación no nos proporcione el mismo nivel de entusiasmo que al principio es aceptable, ya superamos la etapa del enamoramiento en el que las hormonas hacen estragos; lo que no está bien es resignarnos a la monotonía o la costumbre.
De acuerdo a ello, se cree que las relaciones cumplen 5 fases: familiarización, desarrollo, continuación, deterioro y finalización, etapa en la que la confianza, cariño e intimidad desaparecen pero el deseo de una de las partes por continuar, disfraza las señales que alertan del fin.
Una relación que no va a otro fin más que su ruptura, se distingue por:
- Sensación de que siempre tenemos razón de vez en cuando, o sólo se hace nuestra voluntad, el amor no es control ni posesión, posturas sumisas indican que algo está mal.
- Discusiones recurrentes por el mismo tema, aunque es común que existan “choque” entre las parejas, que se vuelvan constantes o repetitivos por el mismo tema, alude que venimos arrastrando problemas sin solucionar.
- Falta de intimidad, la maduración sexual que experimentamos no debe comprometer la vida íntima, ciertamente atravesamos etapas en la que el sexo ya no es lo único, pero la insatisfacción en este sentido suele conllevar a la frustración o infidelidad.
- Sentimiento de superioridad, es errado creernos más que nuestras pareja, o peor sentir que merecemos algo mejor; si bien debemos valorarnos, el amor no da cabida para esta clase de pensamientos que terminarán convirtiéndose en una barrera y mermando su autoestima.
- Ya no hay planes juntos, horarios apretados, falta de similitudes en gustos o aficiones, rutinas demasiado demandantes no son excusas para dejar de compartir, como pareja, debemos procurar tiempo a solas y priorizar.
Ahora ya sabes cómo identificar una relación que va por buen camino, de una destinada al fracaso; sin embargo, cabe acotar que aun cuando sentimos que todo está perdido es posible arreglar las cosas siempre que exista un interés mutuo y esfuerzo en conjunto.
Las relaciones de pareja atraviesan por altos y bajos, si el amor sigue estando vale la pena intentar una salida, pero cuando ese deseo sólo se evidencia en una de las partes, lamentablemente por más que nos esforcemos todo seguirá igual.
La vida en pareja se trata de dos en todos los sentidos, de aceptarnos tal y como somos en lugar de tener las falsas esperanzas que el otro cambiará con el tiempo, engañarnos tiene un único resultado: el fracaso de la relación tarde o temprano.